Palencia estaba desierta cuando llegamos y serian cerca de las cinco de la tarde. Este hecho en un principio nos asusto, pero luego a medida que recorríamos su calle Mayor y la ciudad iba cogiendo vida nos hizo entender la dimensión no solo física, sino humana. Palencia es una ciudad familiar, recogida, cómoda, agradable y con innumerables rincones donde perderse o encontrarse. Ciudad histórica que en plena Tierra de Campos y escoltada por el rio Carrión que da nombre también a un periódico local, ofrece las posibilidades para satisfacer las necesidades de su cerca de 100.000 habitantes y los posibles visitantes que acuden a ello con buenos ojos. Y así, con el desconcierto inicial en su llegada, poco a poco nos fue seduciendo.
La Catedral, su calle Mayor, el enorme Cristo de Otero que aun siendo enorme no conseguimos ver. Sus cafés y comercios, la hospitalidad de sus gentes y las innumerables iglesias, ermitas y conventos que cada pocos metros nos encontramos, merecen una visita, para entender que hay otra formas de vida, pero como decía Fox Mulder y Dana Scully, de Expediente X. hay otros mundos pero están en este…Hay otras ciudades, otras vidas, pero están en ciudades como estas. Viva Palencia, con P.
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viernes, 11 de noviembre de 2011
Calle Mayor Palencia
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